sábado, 7 de junio de 2014

Maestro de servicios y la ontología de intangibles

La estructura de una ontología de servicios, es similar a la de los materiales: una taxonomía y plantillas de atributos específicos del servicio.

Si embargo, en la práctica observamos un nivel de madurez muy inferior en los maestros de servicios en relación a los de materiales. A lo más, nos encontramos con taxonomías de servicios, pero raramente con plantillas de atributos específicos y descripciones normalizadas.

¿Es sólo un problema de prioridad, tiempo y madurez? ¿O hay algo realmente distinto en la ontología de intangibles?

Nuestra posición actual, es que se puede utilizar gran parte de la base conceptual de la ontología de bienes. Pero hay unas diferencias significativas.

Los elementos comunes son:
1) Uso de taxonomías locales y estándares globales como la UNSPSC
2) Distinción entre servicios genéricos (commoditizables, con bajo nivel de diferenciación, y potencialmente provistos por muchos proveedores) y servicios de un proveedor específico (con alto nivel de diferenciación, análogo a un OEM, con una propiedad intelectual asociada al delivery del servicio).
2) Uso de plantillas de atributos
2) Posibilidad de asociar los ítemes a precios unitarios, por ejemplo, precio por unidad de tiempo (hora, semana, mes, etc); precio por unidad de distancia (kilómetro), etc.

Los elementos específicos de una ontología de  servicios son:
1) Más que describir el servicio en sí mismo, un intangible, preferimos describir el entregable o resultado del servicio, que sí puede ser tangible.
2) La propiedad intelectual de un material, en general está asociada a un plano, el cual puede obtenerse por ingeniería reversa. En el caso de un servicio, es una especificación del servicio detallada, que puede estar contenida en un manual del procedimiento u operaciones,  en el código de un software u otro medio. Si nos centramos en el entregable del servicio, esta especificación no necesita ser explicitada,  y por lo tanto ser tratada como una "caja negra". Nos centramos, como contratadores del servicio, sólo en el producto final. Hemos visto una evolución en este sentido, en particular en Chile, luego de la promulgación de la ley de subcontratación. No debiera ser necesario siquiera explicitar el perfil de los recursos humanos, ni menos sus CV. No debiera interesa el cómo, sino el qué (el producto final) con su principales indicadores y nivel de servicio.
3) Adicionalmente al entregable, un servicio puede enmarcarse en cierto "rayado de cancha", especificado por el contratador, en bases técnicas y administrativas, pliegos o términos de referencia, incluyendo requerimientos, restricciones, supuestos, , estructura tarifaria, plazos, etc.

Profundizaremos en estos elementos en un siguiente post

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