sábado, 17 de agosto de 2013

Se buscan organismos certificadores


El problema de la coexistencia de objetivos contrapuestos en un maestro de materiales: diferenciación versus comoditización, origina el conflicto entre repuestos OEM versus genéricos.

Las marcas OEM tienen incentivos para desacreditar a los sustitutos y, por otro lado, los sustitutos tienen incentivos para afirmar su equivalencia con el OEM a costo menor. También podrían tentarse a traspasar el límite de la propiedad intelectual, y "piratear" el original con prácticas ilegales, como copiar los planos.

Entonces, con versiones contradictorias y a falta de pruebas...¿A quién creerle?

Lo ideal sería contar con una entidad imparcial, que certifique si el repuesto alternativo es efectivamente un sustituto válido del original, desde el punto de vista legal y técnico.

Pero es difícil encontrar estas entidades certificadoras imparciales y competentes.

En el caso de los repuestos automotrices, se habla de repuestos genuinos, originales (hechos por el mismo fabricante pero no certificados por la marca) y alternativos. En este contexto se organizan entidades certificadoras, como CAPA (Certified Automotive Parts Association) y similares.  Su objetivo es fomentar la competencia en el mercado de modo de reducir el gasto de los consumidores y de la industria, asegurando al mismo tiempo la calidad de los repuestos.

Pero hay aún un largo camino por recorrer.

En un mercado con competencia perfecta, la información debiera estar disponible en forma completa y gratuita, pero la situación actual en el ámbito industrial  dista mucho de ello, produciendo una falla en el mercado.

Un mercado en el que los gobiernos intervienen defendiendo los intereses de los consumidores, por el impacto social que está en juego, es el farmacéutico.

Un Bioequivalente es un medicamento que ha comprobado mediante estudios científicos, que tiene el mismo efecto que el producto farmacéutico original. En el caso chileno, su eficacia está certificada por el Instituto de Salud Pública y se reconocen mediante un sello de color amarillo en su empaque. En México y otros países, se agregan las siglas GI (Genérico Intercambiable), en España se agrega EFG (Equivalente Farmacéutico Genérico).

En general, los bioequivalentes tienen un precio mucho menor, que se explica porque el genérico no requiere inversión en investigación, desarrollo y marketing.

España va incluso más allá, y obliga a las marcas a bajar sus precios a los de un EFG.

Esto podría generar desincentivos a la investigación en los laboratorios.  Pero los laboratorios que investigan y desarrollan un fármaco, tienen una cantidad de años en los cuales la patente está protegida.

En los mercados donde no hay certificación, la falla del mercado persiste.

Una variante de certificación puede ser asumida por cada empresa compradora, pero la inversión puede ser significativa y no justificarse económicamente (ver post). Lo ideal es compartir el costo entre otras empresas consumidoras del material, realizando un esfuerzo conjunto.

Es una nueva oportunidad donde los incentivos están dados para la colaboración (ver post "la economía colaborativa").

Así es que aprovechamos este medio para poner un aviso de utilidad pública: si alguien conoce algún organismo certificador de materiales y repuestos, favor que se contacte con Unilink o a mi mail: aldo.barreto@ulinksolution.com.

Gracias.

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