Yo aún no dejo de sorprenderme cuando bajo en unos segundos un e-book a la aplicación Kindle de mi smartphone y pienso que hasta no hace mucho, debía gastar mucha plata en flete y esperar mucho tiempo a que me llegara desde Estados Unidos. Y mi biblioteca de madera de roble, donde guardaba estos viejos libros impresos ya no crece. Se salvaron los robles y muchos árboles que servían para papel, se ahorró combustible y se evitó emisiones de gases, entre otras externalidades negativas.
Imprimir un repuesto a pedido, sólo en el momento en que lo necesito, es algo que se ve muy lejano. Tan lejano como alguna vez el mundo veía el comercio electrónico.
Recuerdo que en mis tiempos universitarios me gustaba ir a la biblioteca del Instituto Chileno Británico. Me encantaba por su espectacular vista al cerro Santa Lucía, porque iba muy poca gente (Chile no es un país de lectores y menos aún de lectores en inglés) y podía estar allí una tarde entera como si fuera el living de mi casa, hojeando revistas y libros, sin que nadie me vigilara para que no me fuera a robar algo. Mis revistas favoritas eran la New Scientist y la Economist. Ya en ese tiempo, cuando Internet era conocida sólo a nivel universitario, y empezábamos a usar los primeros buscadores como "Veronica" y faltaban varios años para que apareciera Yahoo o Google, un artículo de Economist predecía que el futuro iba a estar en la "nube" (no se le llamaba así, entonces) y que todos tendríamos computadores sin gran capacidad de procesamiento y almacenamiento, pues no sería necesario, ya que todo se almacenaría y procesaría en la nube. Mi profesor de computación se reía de quienes pensaban que los PCs e Internet revolucionarían el mundo, y decía que los PCs eran simples juguetitos que nunca desplazarían a los mainframes o computadoras centrales.
Hoy veo los smartphones y tablets y compruebo que la predicción del Economist fue muy certera. Tal como la SaaS ha reemplazado al software "on premises", la HaaS (Hardware as a service) ha reemplazado a los mainframes "on premises".
Así es que no veo tan lejana la impresión 3D de repuestos.
De acuerdo a mi experiencia en la minería chilena, las empresas pioneras en abrazar el comercio electrónico con entusiasmo, hace ya 10 años atrás, fueron las maestranzas, que fabricaban componentes a partir de los planos digitales que les enviaban su clientes. El proceso de fabricación era bastante artesanal, pasando por elaborar moldes de arena compactada, vaciar el metal fundido, sumergirlo con agua hasta su enfriamiento, romper el molde, sacar la pieza y darle las terminaciones. Pero, a pesar de lo artesanal de la fabricación, se justificaba en términos de tiempo y costo, en especial para piezas de equipos descontinuados.
Hoy en día, los maestros de de materiales de nivel 4, incluyen descripciones completas de sus ítemes MRO. Eso pasa por incluir los planos (nivel 5). Es decir, en un futuro no tan lejano, bastará con que la "maestranza" (que se parecerá más a una imprenta) imprima los ítemes, simplemente accediendo al maestro de materiales.
Más aún, al bajar los costos y masificarse la tecnología, la impresora 3D estará en nuestras instalaciones como una impresora más.
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