domingo, 11 de agosto de 2013

Spare parts on demand: el futuro de la logística de repuestos


En el post anterior, analizamos la relación entre los datos maestros en la nube y la economía colaborativa: videos, música, libros y software "on demand".

En efecto, los conceptos de video on demand, software on demand o "software as a service (SaaS)" y otros servicios "on demand" se han vuelto parte de nuestra cotidianeidad desde hace algunos años.

Después de todo, no son más que objetos en formato digital, hechos de bits, que pueden reproducirse en un computador.

El formato digital no es el único disponible. También estamos acostumbrados a imprimir fotos, imágenes y documentos en papel.

Pero salgamos del B2C y vamos al B2B.

Un cosa es papel y tinta y otra muy distinta imprimir un objeto de metal y plástico, que es de lo que están hechos los repuestos. ¿Es un futuro tan distante como el teletransportador de Star Trek?

Pues no. Al final de cuentas, todos son bits. Simples ceros y unos y las impresoras 3D hace algunos años que ya no son ciencia ficción. Es la llamada fabricación aditiva.



En este video (click aquí), vemos un ejemplo de impresión 3D con tecnología Siemens: un rayo láser que funde polvo metálico. Los componentes se crean a partir de metales y aleaciones capa por capa siguiendo los planos Cad 3D. Ya está en uso en Suecia para la reparación de quemadores de turbinas de gas.

Uno de los usos más revolucionarios de esta tecnología es para "imprimir" repuestos de equipos en las instalaciones donde se usarán estos repuestos o en su cercanía. De esta forma, la logística se simplifica enormemente. El nivel de servicio llega al 100%. El tiempo de entrega se reduce a minutos, que es el tiempo que toma "imprimir" el componente. El costo de almacenamiento se elimina. El costo de transporte es cero, reemplazando el transporte de un componente desde la fábrica de origen, pasando por una larga ruta a través de distintos intermediarios, hasta una planta térmica o una faena minera en la punta de un cerro inaccesible al fin del mundo. Los ambientalistas quedan felices.

Yo aún no dejo de sorprenderme cuando bajo en unos segundos un e-book a la aplicación Kindle de mi smartphone y pienso que hasta no hace mucho, debía gastar mucha plata en flete y esperar mucho tiempo a que me llegara desde Estados Unidos. Y mi biblioteca de  madera de roble, donde guardaba estos viejos libros impresos ya no crece. Se salvaron los robles y muchos árboles que servían para papel, se ahorró combustible y se evitó emisiones de gases, entre otras externalidades negativas.

Imprimir un repuesto a pedido, sólo en el momento en que lo necesito, es algo que se ve muy lejano. Tan lejano como alguna vez el mundo veía el comercio electrónico.

Recuerdo que en mis tiempos universitarios me gustaba ir a la biblioteca del Instituto Chileno Británico. Me encantaba por su espectacular vista al cerro Santa Lucía, porque iba muy poca gente (Chile no es un país de lectores y menos aún de lectores en inglés) y podía estar allí una tarde entera como si fuera el living de mi casa,  hojeando revistas y libros, sin que nadie me vigilara para que no me fuera a robar algo. Mis revistas favoritas eran la New Scientist y la Economist. Ya en ese tiempo, cuando Internet era conocida sólo a nivel universitario, y empezábamos a usar los primeros buscadores como "Veronica" y faltaban varios años para que apareciera Yahoo o Google, un artículo de Economist predecía que el futuro iba a estar en la "nube" (no se le llamaba así, entonces) y que todos tendríamos computadores sin gran capacidad de procesamiento y almacenamiento, pues no sería necesario, ya que todo se almacenaría y procesaría en la nube. Mi profesor de computación se reía de quienes pensaban que los PCs e Internet revolucionarían el mundo, y decía que los PCs eran simples juguetitos que nunca desplazarían a los mainframes o computadoras centrales.

Hoy veo los smartphones y tablets y  compruebo que la predicción del Economist fue muy certera. Tal como la SaaS ha reemplazado al software "on premises", la HaaS (Hardware as a service) ha reemplazado a los mainframes "on premises".

Así es que no veo tan lejana la impresión 3D de repuestos.

De acuerdo a mi experiencia en la minería chilena, las empresas pioneras en abrazar el comercio electrónico con entusiasmo, hace ya 10 años atrás, fueron las maestranzas, que fabricaban componentes a partir de los planos digitales que les enviaban su clientes. El proceso de fabricación era bastante artesanal, pasando por elaborar moldes de arena compactada, vaciar el metal fundido, sumergirlo con agua hasta su enfriamiento, romper el molde, sacar la pieza y darle las terminaciones. Pero, a pesar de lo artesanal de la fabricación, se justificaba en términos de tiempo y costo, en especial para piezas de equipos descontinuados.

Hoy en día, los maestros de de materiales de nivel 4, incluyen descripciones completas de sus ítemes MRO. Eso pasa por incluir los planos (nivel 5). Es decir, en un futuro no tan lejano, bastará con que la "maestranza" (que se parecerá más a una imprenta) imprima los ítemes, simplemente accediendo al maestro de materiales.

Más aún, al bajar los costos y masificarse la tecnología, la impresora 3D estará en nuestras instalaciones como una impresora más.




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